COMERCIO JUSTO ESPAÑA
MADRID, 29 Sep. (EUROPA PRESS) –
El movimiento de comercio justo, que cumple 30 años en España, ha facturado 35 millones de euros en 2015, un 6% más que en 2014, por lo que ha sido un “buen año”, según ha asegurado la presidenta de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo (CECJ), Mercedes García de Vinuera. “Estamos muy contentos y creemos que es una tendencia que ha venido para quedarse, pero en España aún estamos muy lejos de la media europea”, ha puntualizado durante la presentación del informe ‘El Comercio Justo en España 2015. Un movimiento en auge’.
En el año 2000, primer año con datos del sector del comercio justo, España facturó 9 millones de euros. Desde entonces, el aumento medio anual ha sido de un 9%. “Un dato muy positivo porque incluso en los años de crisis hemos seguido creciendo, pero aún queda mucho por hacer”, explica García de Vinuesa. Mientras España, con 75 céntimos de gasto anual por habitante, sólo supera a La República Checa, Letonia, Eslovaquia y Lituania, la media europea alcanza los 12,4 euros. Suiza lidera el ránking europeo con un gasto de 48 euros por habitante al año, seguido de Reino Unido con casi 33 euros y Suecia con 32 euros.
El motor del sector continúa siendo la alimentación, que representa el 93% del consumo. Y dentro de esta, el café sigue siendo “el producto estrella” con el 45% de las ventas, seguido del azúcar y los dulces. Por su parte, la artesanía ha perdido peso (5,2%) y la cosmética se mantiene en un 2%. Según los puntos de venta, tal y como destaca el informe, la hostelería, restauración y catering (HORECA) es “el gran protagonista y se consolida como el principal espacio de consumo de comercio justo” con un 37,5%, seguido de supermercados (34,8%) y los establecimientos minoristas (23%) que incluyen las propias tiendas de Comercio Justo.
Durante la presentación, la jefa de Educación para el Desarrollo de la Agencia Española de Cooperación Internacioanl, Pilar Debén, ha felicitado a la Coordinadora por los 30 años de comercio justo en España y sobre todo, “por haber conseguido formar ciudadanos más responsables, en el sentido de consumidores responsables y eso es algo que hay que agradeceros”.
CENTROS DE TRANSFORMACIÓN SOCIAL Y PERSONAL
En total, en España existen 78 tiendas y más de 100 puntos de venta, gestionados por las organizaciones de la CECJ. Por comunidades, Baleares y Cataluña son las que más establecimientos tienen, con 11 y 10 respectivamente. “Las tiendas son completamente autosostenibles –explica García de Vinuesa–. Sólo el 15% proviene de subvenciones que son utilizadas para realizar todas las actividades que no se encuentran en una tienda normal: charlas, talleres de sensibilización, con niños y en los colegios, etc”.
A pesar de que el gasto en tiendas haya disminuido un 7%, para la presidenta de CECJ lo importante es que “son centros neurálgicos de transformación social y personal porque, además de dar empleo a 150 personas, contamos con más de 2.300 voluntarios, que dan su tiempo porque creen que se pueden cambiar las cosas desde dentro: trabajando en una tienda, ayudando en campañas de sensibilización, en educación, etc. No solamente se consigue formar y sensibilizar a estas personas sino que ellas también van transmitiendo todo lo aprendido”.
POCO CONSUMO DE LAS ADMINISTRACIONES
Por otro lado, el informe revela que las administraciones pública consumen solo un 0,08% del total, y nunca ha superado el 1% su participación con el comercio justo. “Si solo se consumiera café de comercio justo en todas las administraciones públicas la transformación sería enorme”, señala García de Vinuesa.
La CECJ importó artículos procedentes de más de 120 organizaciones de más de 30 países. De América Latina destaca el café de Nicaragua, el azúcar y dulces de Ecuador y Paraguay, y el cacao de República Dominicana. De Asia destacan los textiles y bisutería de India, el Azúcar de Filipinas, el té de Sri Lanza y el arroz de Tailandia. De África, por volumen sobresale el café de Uganda y Tanzania, y el cacao de Costa de Marfil. El 80% de estas organizaciones productoras adoptan formas de la economía social, es decir, son cooperativas o fundaciones y asociaciones.